Segunda entrega de Los Gradin, para Proyecto Norte.
En sus sueños, 2014 sería el año de la moto. Le acababan de
ofrecer una HD Forty-Eight casi nueva que desde hacía un par de semanas era su
fondo de pantalla. Tenía todo calculado: cuotas, seguro, consumo, dónde
guardarla, para qué la usaría y con quiénes… Todo, menos cómo hacer para que
Xime no lo sacara carpiendo. Pero la moto no era tan farolera y ella entendería
que a veces los hombres de la casa necesitan darse un gusto, qué tanto.
En sus sueños, los de ella, 2014 sería el año del viaje a Miami,
solos… Cumplían cinco años de casados, y se lo venían imaginando desde que eran
solteros. Era lo mínimo que se merecía después de dos embarazos y de haberse
quedado con esas caderas y un rollo persistente, justamente ella que jamás
había tenido panza. Ya había averiguado y resuelto todo; Lucho no iba a tener
que hacer nada más que subirse al avión. Y llevar la tarjeta, claro, porque
pensaba comprarse hasta los percheros.
Así que cuando vieron las dos líneas rosadas, claritas, bien
definidas, la caída fue brutal:
-Hacéte otro, debe estar mal.
-Ya me lo hice, este es el segundo.
Tres hijos. Tres hijos. Tres hijos. Mucha gente. La cabeza les
iba a mil.
Para Xime esas dos líneas significaban dos pañales simultáneos
(Nico no llegaba al año), otra eternidad sin dormir, otra vez la crema de
caléndula, las náuseas y la ropa de embarazo que había llegado a odiar.
Para Lucho, una cuota más de obra social, una cuota más de colegio, otra vez
Ximena “Monster” embarazada. Se miraron. Xime lloraba. Lucho la abrazó. Y se
quedaron así un rato.
Pero en algún momento, se volvieron a mirar. Una alegría les iba
naciendo como mariposas, desde el estómago hasta la cara.
-Bueno, Negra. Parece que vamos a ser muchos para esta casa- le
dijo, mientras se iba evaporando la moto de su fondo de pantalla mental.
-Sí, no sé cómo, ni con qué, ni cuándo, pero nos vamos a tener que mudar- le contestó, mientras las valijas ya no iban a Miami sino a la casa de sus sueños.
-Sí, no sé cómo, ni con qué, ni cuándo, pero nos vamos a tener que mudar- le contestó, mientras las valijas ya no iban a Miami sino a la casa de sus sueños.
Otro hijo, qué maravilla. No era el momento que habían planeado,
pero ellos siempre habían querido tener una familia grande.
Y, quién te dice, quizás fuera una guagua esta vez.
Proyecto Norte: www.proyectonorte.com.ar
Ilustración: Pini Day.
Ilustración: Pini Day.