Proyecto
Norte, la empresa salteña de desarrollos inmobiliarios, buscaba presentar su
nuevo proyecto, Jardines de San Lorenzo. Como todo en ellos es creativo, se les
ocurrió hacerlo a través de un blog... ¡y nos llamaron! Este es el
resultado.
Lo que están a punto de leer el primer capítulo de la saga de los Gradín, una familia joven que se va agrandando, que está por irse a vivir al barrio, y que tiene muchas ganas de empezar a romper con viejas tradiciones para empezar las propias.
Lo que están a punto de leer el primer capítulo de la saga de los Gradín, una familia joven que se va agrandando, que está por irse a vivir al barrio, y que tiene muchas ganas de empezar a romper con viejas tradiciones para empezar las propias.
Los Gradin son una familia tipo: mamá, papá, dos hijos y
mascota. Y, por supuesto, también suegros de ambos lados, una abuela
centenaria, tías grandes de misa y té canasta, hermana casada viviendo afuera,
cuñados solteros con o sin novias formales, primos golfistas, tíos con empresas
familiares, amigos de toda calaña… y amigos de amigos.
Luis es abogado y está convencido de ser un gran asador.
Probablemente lo sea el día que tenga su parrilla propia, pero por ahora viven
de prestado en la casa vieja, oscura y húmeda, de La Mama, la abuela de su
mujer. Y bueno: “a caballo regalado…”. A Luis le está empezando a molestar esa
frente que se le va extendiendo hasta la nuca, y a medida que se le acercan los
40 sueña cada vez más con comprarse una moto. También amenaza con empezar a
entrenar para correr los 10 K y no llegar con la lengua tan afuera como el año
pasado…
Ximena con X está cansada de que se lo escriban con G y con J.
En su casa es ella la que lleva las cuentas, y por supuesto cambia los cueritos
o espera al plomero, llegado el caso. En mayo se asoció con Marian, su amiga de
Pilates (que ya no quiere vender cosméticos ni tuppers), para diseñar carteras
hechas con cuero de vacas sustentables, o de llamas sustentables, o de algo
sustentable, que suena tan bien. Todavía están en la etapa de tomar café todos
los martes, y soñar sin hacer ni media planilla de costos, pero ellas son
creativas y no están para esas cosas. Ximena muere por una huerta, sustentable,
obvio.
Paco -en realidad Joaco- va al jardín y sabe muchas cosas: los
colores en castellano y en inglés, los números hasta el 10, y que sólo se puede
andar en bici adentro de la casa -porque la vereda está muy peligrosa- si mamá
no está. Hace espadas con cualquier palito, y eso estresa un poco a la Señorita
Clara, su maestra. Le encanta patinar en el piso de su casa sentado sobre
Schumi, pero sólo cuando no lo ven. Parece que todo lo bueno se puede hacer
sólo cuando no te ven…
Nico tiene ocho meses. Ya se sienta y, cuando tiene la suerte de
que le muevan la practicuna a algún lugar un poco más transitado, es feliz.
Mira con devoción todo lo que hace Paco, toma nota mental y se promete a sí
mismo calcar cada movimiento cuando le dé la anatomía, y hasta mejorar la performance en algunas áreas. Es testigo mudo
(no por mucho tiempo más) de todo lo que pasa por allí. De TODO.
Schumacher, tal el nombre completo de Schumi, debió haber sido
un perro, pero es una tortuga de pedigree,
según le dijo Vicente, su abuelo, cuando se la regaló a Paco en su cumpleaños
de 3. Nadie sabe cómo duró tanto. Su vida junto a Paco y Nico es un deporte
extremo, pero logró conquistar su lugar bajo la cortina, y de allí no lo
mueven.
Así, tranquila y sin sobresaltos, es la vida de los Gradin. Pero es bien sabido que las cosas pueden cambiar -¡y cómo!- de un momento a otro.
Por ejemplo cuando aparecen dos líneas en un test de embarazo.
Ilustración: Pini Day
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