martes, 22 de julio de 2014

Los Gradin VII - Brumas de la infancia


“Vapor”, dijo el pediatra. “Vapor de ducha, tres veces por día, no menos de media hora cada vez”.
El pobre Nico estaba con broncoespasmo. Y como “logística manda”, Ximena decidió no llevar a Joaco al cole ese día frío de invierno. Abrió la canilla, buscó unos cubos apilables, los muñecos de la bañadera y se instaló con su panza y los dos chicos a dejar pasar media hora en ese sauna.

-¿Me contás la historia de nacer? 

Ah... con esta serían más o menos 14.000 las veces que se la había contado.
-¿Otra vez? No, hoy mejor te cuento otra: la de cuando yo tenía tu edad. Joaco sonrió: le encantaban las historias de familia.

-Cuando era chica, los días de lluvia como hoy me encantaba salir con Pepo, Sole y Gon a saltar por los charcos de nuestro jardín, -empezó. -Nos poníamos las camperas, las botas de goma y jugábamos a que íbamos en barco a una isla desierta. Pepo y Gon se hacían espadas con palos… ¡igual que vos! A Sole le gustaba ponerse flores en el pelo y yo era la capitana pirata de la expedición-, iba desgranando Xime, con arte de madre que cuenta cuentos. Su voz se mezclaba con el shhhhhhh de la ducha, y el baño se iba llenando de vapor y de recuerdos.

-¿Y qué más?
-Los días de invierno con sol, cuando llegábamos del colegio, tomábamos un chocolate caliente y salíamos volando a buscar a nuestros amigos para jugar en la vereda. Los varones hacían carreras de autitos, y les ponían Plastilina para que fuesen más rápido. Nosotras jugábamos a la rayuela y al elástico.

-¿Jugaban en la calle?-. Los ojos de Joaco se abrían como faroles en medio de la bruma.
-Sí… es que la calle era tranquila. Se podía jugar ahí. A veces al quemado, o a la mancha, o al fútbol…
-¿Y a la Play?
-No, no había Play, estábamos todo el tiempo con amigos..

Hasta Nico se iba adormeciendo, tranquilo, al ritmo de la nostalgia, de la voz calma de su mamá, y del agua tintineante.

-Y cuando los días se hacían más largos, nos dejaban ir al cole en bicicleta. Salíamos los cuatro juntos (Sole con rueditas), buscábamos a nuestros amigos, otros se iban sumando en el camino y cuando llegábamos éramos como veinte.

Pasaron cinco minutos, y diez, y veinte, y cuarenta… Shhhhhhhhh, seguía la ducha. Nico ya respiraba menos agitado, acurrucado y dormido al compás del tic tac que tanto conocía. Joaco seguía imaginando las historias de aventuras de su mamá en esos tiempos lejanos sin Play y en la vereda. Y Xime veía cómo en las volutas del vapor, como en una rara pantalla, se iban haciendo realidad esos recuerdos de infancia compartida, que por muchos años se le habían dormido, y que la hacían muy feliz.



sábado, 19 de julio de 2014

Curso "Comunicación y resultados" en Emergencias S.A.

El martes 15 de julio dictamos nuestro curso en Emergencias S.A. Asistieron encargados de las áreas de Atención al Cliente, Atención de Grandes Cuentas, Comunicación Interna y Presidencia. 
¡Fue muy productivo! Y ya estamos pensando juntos en un segundo módulo, en el que trataremos específicamente la redacción de la correspondencia habitual.
¡Gracias, Emergencias! 



lunes, 7 de julio de 2014

Newsletter "Escucha activa" para Convence

Convence tiene grandes ideas, y Sibila le ayuda a poner sus -siempre imperdibles- contenidos en palabras que llegan a miles de lectores en forma de newsletter
No duden en visitar el sitio www.convence.com.ar y suscribirse. 


Escucha activa: el arte de leer entre líneas. 

"En la Constitución nada se dice, nada hay que señale preferencia del varón sobre la hembra..." (SIC) José Bono, expresidente del Congreso Español, expresándose en TVE sobre la abdicación del rey en favor de su hijo Felipe.

¿Y qué tiene de extraña esta frase? Probablemente a los hombres no les moleste (o ni siquiera noten) que para referirse a Felipe haya usado la palabra “varón”, y para nombrar a las infantas Elena y Cristina, “hembra”.
Podría haber dicho “varón” y “mujer”, o, eventualmente, “macho” y “hembra”. La mezcla de los dos registros llama la atención, habla de quien emite el mensaje, y de quien lo recibe.

Escuchar activamente requiere mucho más que oídos: requiere ojos y cerebro. Y empatía. Mucha empatía. ¿Por qué? Porque solemos teñir todo lo que escuchamos del color de nuestros modelos mentales, expectativas, miedos… Cuando escuchamos damos lugar a nuestras percepciones. Por eso es tan importante salirse de uno para escuchar lo que el otro quiere decirme a mí, desde su propia subjetividad.
En la práctica solemos llegar muy fácilmente a conclusiones… erradas, que luego no verificamos y hacen que nos quedemos empantanados en el error.
El sentido de escuchar es profundo, el tono y la música en la voz nos proporcionan mucha información acerca de una persona: sus actitudes, sus emociones, sus intenciones.

La clave es, además de escuchar… interpretar bien.

¡Mucha suerte!

Elmer de Ronde
CEO - Fundador